I'm always on the hunt for cool spots to eat in Mexico and around the world; there are plenty of those but, believe me when I say this, they are gems: precious but hard to find. Still, every time I have the chance to review one of those, I like sharing it with the world because, in the end, aren't we all always looking for amazing places to eat and spend time with our friends and families? Today, I'm reviewing Tandoor, a super cool Indian-Pakistani restaurant in Polanco, Mexico City.
One of the coolest things about Tandoor is the way of serving food. Instead of receiving a lunch menu with two or three dishes, everything goes to the center of the table and the atmosphere becomes something very homely, you really feel like you're at a family meal. Passing the bread (well, the naan) around is something that creates a bond and if you spice it up with curry and rice, the results are magical.
// Siempre estoy buscando lugares padres para comer en México y alrededor del mundo; hay muchos de esos pero, créanme cuando les digo esto, son joyas: valiosos pero difíciles de encontrar. Aún así, cada vez que tengo la oportunidad de hacer la crítica de uno de ellos, me gusta compartirla con el mundo porque, al final del día, ¿no estamos todos siempre buscando lugares padres para pasar tiempo con nuestros amigos y familia? Hoy me toca platicarles de Tandoor, un restaurante de comida hindú-pakistaní súper buena onda en Polanco, en la Ciudad de México.
Una de las cosas más padres sobre Tandoor es la forma en que sirven la comida. En lugar de tener un lunch individual con dos o tres cosas, todo va al centro de la mesa y la atmósfera se torna bastante hogareña, en serio te sientes en comida familiar. Pasar el pan (bueno, el naan) es algo que realmente crea lazos y si lo especiamos con curry y arroz, los resultados son mágicos.
Una de las cosas más padres sobre Tandoor es la forma en que sirven la comida. En lugar de tener un lunch individual con dos o tres cosas, todo va al centro de la mesa y la atmósfera se torna bastante hogareña, en serio te sientes en comida familiar. Pasar el pan (bueno, el naan) es algo que realmente crea lazos y si lo especiamos con curry y arroz, los resultados son mágicos.
My first approach to Indian food happened on 2014, when I was living in Seoul. I went to a traditional restaurant with one of my friends, had an amazing time and truly enjoyed the food. The thing with Indian food is that a single variation of a spice can completely transform a dish and, do you know how many spices they have? Literally, there are hundreds of flavours, hundreds of possibilities. I arrived to Tandoor, which has a fusion of Indian and Pakistaní food, with my friend Jose (he has a food blog called Comensal Urbano) and I instantly knew this was going to be good.
We had a bunch of dishes brought out to the center of the table, (pictured above): vegetable pakoora, chicken and curry, basmati rice, seekh kebab (meat) and, of course, naan. The chicken was my favourite, it was cooked to perfection and the flavours were on point. After the meal, we shared dessert: pie, kheer (which is kind of like rice pudding but infinitely better) and gulab jaman (milk and cheese balls). The conversation went on for hours and hours because, and the magic of Tandoor really, you feel at home and time moves slowly.
// Mi primer acercamiento a la comida hindú sucedió en 2014, cuando vivía en Seoul. Fui a un restaurante tradicional con una de mis amigas, me la pasé súper bien y realmente disfruté la comida. La cosa con la comida hindú es que una simple variación de una especia puede transformar completamente un platillo y ¿saben cuántas especias tienen? Literalmente, hay cientos de sabores, cientos de posibiliddes. Llegué a Tandoor, que tiene una fusión de comida hindú y pakistaní, con mi amigo José (que tiene un blog de comida llamado Comensal Urbano) y de inmediato supe que esto iba a estar bueno.
Tuvimos muchos platillos para compartir al centro de la mesa (vistos arriba): pakoora de vegetales (las empanadas), pollo con curry, arroz basmati, seekh kebab (la carne) y, por supuesto, naan. El pollo fue mi favorito, estaba perfectamente cocinado y los sabores en su punto. Después de comer, compartimos postre: pie, kheer (que es como arroz con leche pero infinitamente mejor) y gulab jaman (bolitas de queso y leche). La conversación duró horas y horas porque, y esa es la magia de Tandoor realmente, te sientes como en casa y el tiempo pasa lentamente.
Thank you Tandoor for an amazing time. Be sure to visit this place!
Love always,
Henry.
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