I'm wearing:
1. Denim jacket, from Zara.
2. Heartbreaker t-shirt in pink, from Pull & Bear.
3. Joggers in black, from H&M.
4. White sneakers, from Gola Classics.
5. Bandana, home-made.
6. Rings, from H&M.
Superstar sneakers, from Golden Goose / Freddy denim jacket, from Fabric Brand & Co. / Jumble pigment tee, from Obey / Old school suiting joggers, from Marc Jacobs. |
All things must come to an end, otherwise they'd be forever and that's not right on any level. I know that I've been back in Mexico for a while but I snapped too many photos during my trip to Sacramento, so many that it still seems like I'm there (and not just on the blog or on social media, I think a piece of my heart decided to stay in the US). But this is the final outfit shoot I did over there, the final stop.
I already talked about going to the city Sacramento and how cool that place is; snapping my final outfit shoot near the train tracks felt appropriate to say goodbye to the city. Goodbyes, as I always say, aren't easy and this trip definitely changed something inside me, it made me a different person. Lately I've been realising (more than ever) that everything comes with a price, evolution is no exception and, I don't know about you but, I think the knowledge you get from traveling isn't cheap.
The first time you go somewhere everything's new, you're a rookie, those trips are filled with surprises, good and bad experiences that make you appreciate everything around you. As you go back to certain places, the feelings you get change, you start to see things for what they really are, no longer veiled by freshness but accentuated by their true essence. I miss being in Sacramento and my mind has been all over the place since I got back... Maybe the thing I miss the most isn't the place, maybe it's the idea of going away without looking back. Every train has a final stop and although this might look like it, I know deep in my heart that it's really not.
// Todas las cosas tienen un fin, de lo contrario serían para siempre y eso nunca está bien. Sé que he estado de regreso en México por un rato pero tomé muchísimas fotos durante mi viaje a Sacramento, tantas que aún parece que sigo ahí (y no sólo en el blog o en redes sociales, creo que una parte de mi corazón decidió quedarse en Estados Unidos). Pero ésta fue la última sesión de fotos que hice allá, la parada final.
Ya he hablado de ir a la ciudad de Sacramento y qué tan padre está; tomar mi último atuendo cerca de las vías del tren se sintió apropiado para despedirme de la ciudad. Las despedidas, com siempre digo, no son fáciles y este viaje definitivamente cambió algo dentro de mí, me hizo una persona diferente. Últimamente me he dado cuenta (más que nunca) que todo en esta vida tiene un precio, la evolución no es la excepción y, no sé ustedes pero, creo que el conocimiento que obtienes de viajar no es nada barato.
La primera vez que vas a algún lado todo es nuevo, eres un novato, esos viajes están llenos de sorpresas, experiencias buenas y malas que te hacen apreciar todo alrededor de ti. Conforme vas regresando a ciertos lugares, las sensaciones que percibes cambian, comienzas a ver las cosas por lo que realmente son, ya no detrás del velo de novedad pero acentuadas por su verdadera esencia. Extraño estar en Sacramento y mi mente ha estado por todos lados desde que regresé... Quizá la cosa que extraño más no es el lugar, quizá es la idea de irme sin mirar atrás. Cada tren tiene una parada final y aunque ésta parece ser esa, sé en mi corazón que realmente no lo es.
Love always,
Henry.
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